¿PORQUE MI HOMBRE HABLA SOLO EN MONOSÍLABOS?
¿PORQUE MI MUJER NO DEJA DE HABLAR UN MOMENTO?
Si en nuestra familia tenemos un hijo y una
hija, es fácil de observar que la niña es la primera en hablar y leer, incluso
puede aprender un segundo idioma más rápido que el niño. Por lo común, el varón
tarda más tiempo en hablar, e incluso puede darse el caso de padres que se
preocupan por que su hijo de cuatro años se expresa verbalmente usando muy
pocas palabras y con problemas de articulación. Podemos ver a la niña interactuando
con sus muñecas y creando diálogos entre ellas; en cabio, el niño, al jugar con
soldados e indios, no emplea diálogos, solo ruidos, como el disparo de una
pistola o el gemido de un indio herido. Esto se debe a que el cerebro femenino
está predispuesto al desarrollo verbal más rápido que el cerebro masculino. El
doctor Barón – Cohen (2003) afirma que en desarrollo temprano del hombre, la
hormona testosterona disminuye el crecimiento del hemisferio izquierdo y
acelera el crecimiento de su hemisferio derecho.
El hombre, cuando habla, expresa
pensamientos y utiliza alrededor de 3000 palabras al día, en cambio, la mujer
cuando habla exterioriza mas sentimientos y utiliza un poco mas de 8000 palabras
al día. Por ello, debemos entender cuando el marido llega a casa se gasto sus
3000 palabras en su trabajo y su conversación se expresa con muchos monosílabos
(palabras de una sola silaba). No debe sorprendernos que al preguntarle: ´¿Cómo
te fue?¨conteste solamente ´Bien´ o a ´¿Qué hiciste?´ conteste ¨Nada¨. En
cambio, debemos entender a las mujeres que se quedaron en casa. Sus 8000
palabras pueden estar casi intactas y necesitan gastarlas con su marido. El
cerebro masculino responde mejor a las acciones.
Algunos hombres nos han expresado su deseo
de que existiera un control remoto, similar al de la televisión, con la tecla
mute (silencio) para evitar el interrogatorio cuando llegan a casa: ¨¿Hubo algo
nuevo?¨¿Por qué no me contestaste la llamada? ¿Dónde y que estabas haciendo?¿por
que no me hablaste? Lo que los hombres debemos entender es que este cuestionamiento
no tiene nada que ver con la actitud de desconfianza o celos: para la mujer, es
una forma de iniciar la conversación. El cerebro femenino se alimenta de afectividad
y de palabras y conversaciones cotidianas. Se recomienda que al menos dos veces
a la semana la mujer tenga la oportunidad de salir con sus amigas a tomar un
café, para que pueda acabarse sus 8000 palabras, o más si es posible. EL
VOCABULARIO DOMINICAL DE MI MARIDO SE REDUCE A TRES PALABRAS: CERVEZA, FUTBOL Y
MUEVETE!
La conversación de la mujer no solamente
conlleva un peso afectivo en sus palabras, sino además asociación. La mujer, al
hablar sobre un tópico, lo va ¨enriqueciendo¨ con otras ideas relacionadas de alguna
forma con las palabras y conceptos expresados. Por ejemplo:
El marido llega a casa e inmediatamente lo
aborda la mujer:
-¡Adivina que me paso hoy en la mañana!
¿Qué paso? Pregunta el hombre, con
paciencia.
Después
de mi clase de aerobics-responde ella- Termine con mucha sed y se me antojo un
licuado de mango. ¿Te acuerdas de los mangos que compramos en el súper la
semana pasada? Pues nos engaño el dependiente, porque nos dijo que eran mangos
de manila, pero no lo eran, ya cuando los abrías te dabas cuenta, el licuado
sabia horrible. ¡Nunca había probado unos mangos tan feos!
-Pero ¿Qué fue lo que paso, mi amor?-
pregunta el incauto marido.
¿NO me interrumpas cuando estoy hablando!
Responde indignada la esposa y continúa relatando lo sucedido. Cuando prendí la
licuadora, ¿Qué crees que paso? Empezaron a salir chispas y humo. ¿Te acuerdas
que tu compraste esta licuadora? ¿Y te acuerdas que te advertí que no compraras
cosas baratas? Aquí está la consecuencia. Tu nunca me escuchas ni me haces
caso; eres un terco.
-Y
luego, ¿qué paso? responde el hombre sin poder ya disimular su
impaciencia.
No vuelvas a interrumpirme- responde de
inmediato la mujer- No me dejas explicarte. Te decía que como la licuadora se
descompuso, fui a tu escritorio a buscar la garantía para llevarla a la tienda
donde la compramos. No encontraba la nota en tu escritorio, porque tienes mucho
desorden… ¡Cuantas veces te he dicho que le des una arreglada a ese escritorio,
tienes un mugre ro! La verdad ¿he?
-Pero, mujer, ¿Qué fue lo que te paso?- interviene de nuevo
el marido
¡Nunca voy a acabar si me sigues
interrumpiendo! Responde airada la esposa. Como trato de explicarte, si me
dejas, por fin encontré la garantía en tu escritorio desordenado y fui a la
tienda a cambiar la licuadora. Pero al llegar a servicios al cliente, no
encontraban al supervisor para que aprobara el cambio y tuve que esperarme como
media hora para que se apareciera y pudiera firmar el cambio. Luego, como ya
estaba ahí, se me ocurrió a ponerme a bobear por la tienda… ¡y adivina que¡
¿Las sabanas que me gustaron la semana pasada están en oferta! ¡Tenemos que ir
este fin de semana antes de que se acaben! La mujer suspira con el recuerdo de
las sabanas y da fin a su relato.
-Pero, mujer, ¿Entonces qué fue lo que te
sucedió? – se atreve a volver a preguntar el pobre hombre.
¿No me estabas escuchando? Contesta la
mujer, desesperada y enojada – Hoy en la mañana se descompuso la licuadora, fui
a la tienda a cambiarla y ahora tenemos una nueva. ¿Entendiste?
El hombre hasta regañado resulto, porque no
fue capaz de interpretar los mensajes ocultos detrás de todas esas palabras,
que son:
·
Te quiero comunicar como me siento.
·
Te quiero hacer notar lo que para mí es
importante: obediencia, orden y satisfacción de mis gustos.
·
No puedo decirte abiertamente lo que pienso
porque me produce mucha angustia lastimarte, pero espero lo adivines.
·
Te demando que entiendas claramente mis
pensamientos a pesar de que mis palabras digan otra cosa.
La mujer necesita comunicar sus sentimientos
a las personas que aprecia y ama, y espera la misma respuesta de la persona con
quien se comunica. Sin embargo, el hombre, en la mayoría de los casos, no es el
mejor comunicador y la mujer lo interpreta como descortesía, egoísmo e
indiferencia hacia su amor, lo cual puede llegar a provocar una separación. La
mayoría de los estudios sobre la relación de pareja y matrimonio coinciden en
que la causa más importante de divorcio es la comunicación. Sin embargo, no
estamos de acuerdo del todo. La comunicación si existe entre el hombre y la
mujer, pero con distinto código. En el hombre solo existe un objetivo al
hablar: exponer ideas o puntos de vista y raramente tienen una connotación
emocional. Al hablar, el hombre es parco, concreto, sintético e impetuoso. Se
comunica solo cuando hay una necesidad de expresar algo y no es común encontrar
hombres que se reúnan con el único propósito de pasar un rato charlando.
La mejor forma de entrar en contacto de
comunicación es a través de la realización de una actividad en común, como ir a
pescar, presenciar un juego de futbol, ya sea en el estadio o por televisión, o
jugar domino. La verbalización del hombre no es continua sino periódica:
durante el medio tiempo en el futbol, al terminar una jugada de domino o al cambiar
la carnada del anzuelo. La mujer debe aprender a respetar los momentos de
silencio del hombre. La mujer comete el error de interrumpir constantemente al
hombre en un partido de futbol con preguntas del tipo: ¿Por qué el si puede
meter las manos y el otro no? O ¿Por que la persona de negro paro el partido y
saco una tarjeta amarilla? AQUÍ ESTOY
HAZME CASO
La mujer necesita ser valorada, estimada y
tomada en cuenta; sobre todo por su pareja. Desafortunadamente, el cerebro del
hombre esta mas dispuesto a aislarse y alejarse de su contexto y esto incluye
muchas veces a su mujer que tanto ama, pero no tiene que significar menosprecio
ni carencia de afecto. Simón Barón – Cohen (2003) afirma que el cerebro del
hombre está predispuesto hacia el autismo: poca atención hacia el exterior,
vive su propio mundo y concentra su atención en la actividad y no en la
palabra. Uno de los mejores regalos que la mujer puede hacerle a su compañero
es el sig.:
Es un día de domingo con tres partidos de
futbol. Prepararle una rica botana y colocarle cerca de su sillón una hielera
con algunas cervezas bien frías. Poner el control remoto de la tv donde el
siempre lo deja o pueda verlo. Y lo más importante: la mujer se desaparece.
Las formas como el hombre y la mujer
experimentan su intimidad y comunicación son esencialmente opuestas. Mientras
las mujeres esperan un intercambio verbal de ideas y sentimientos, el hombre
prefiere y disfruta más el silencio. Si a los hombres no les atrae hablar con
otros, entonces, ¿Qué hacen cuando están con los amigos? Las mujeres piensan
que los hombres pasan la mayor parte del tiempo hablando de ellas cuando se
reúnen, pero en realidad dedican poco tiempo a ello. Entre mujeres hablan más
acerca de la familia, los hombres y la escuela de los hijos. En cambio, los
hombres no interactúan si no es atreves de actividades de preferencias comunes.
La conversación no es continua si no esporádica; lo importante es estar juntos
realizando una actividad en común. Buscan constantemente excusas para reunirse,
que involucran actividades motoras o intelectuales, como jugar billar, boliche
o domino. En cambio, entre las mujeres
la actividad pasa a un segundo término: si ganan o no es lo de menos; lo
importante para ellas es la interacción verbal, afectiva y corporal.
LOS HOMBRES PUEDEN VER UNA PELICULA COMPLETA
SIN HABLAR NI PREGUNTAR; ¿QUIEN ES ESE O QUE SUCEDIÓ?
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